La inflamación es el primer paso en el proceso de curación del organismo. Sin embargo, una inflamación excesiva o prolongada puede convertirse en un problema grave si el sistema inmunitario no es capaz de reconocer la causa. La inflamación crónica afecta a la capacidad del animal de absorber totalmente los nutrientes, lo que reduce la productividad.
Cuando la inflamación se vuelve crónica, el consumo de alimento disminuye, lo que entraña una menor productividad. Además, en un intento por hacer frente a la causa de la inflamación, el organismo también desvía nutrientes que de otro modo se dirigirían al rendimiento. Esto frena el desarrollo y la capacidad reproductora y afecta al bienestar general del animal.
Las causas más habituales de la inflamación en los animales incluyen una integridad intestinal deficiente y el estrés por calor. Cuando el epitelio intestinal se deteriora, puede inflamarse y provocar un trastorno denominado síndrome del intestino permeable. Y cuando los animales están expuestos a un exceso de calor, desvían la sangre del tracto digestivo a otras partes del cuerpo. Ambos factores reducen el consumo de alimento y el rendimiento general.
A continuación le ofrecemos un repaso de los numerosos problemas que la inflamación descontrolada puede acarrear a tu explotación.
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