Los animales necesitan oligoelementos en pequeñas cantidades, por lo general de sólo unos miligramos al día. Los ejemplos más comunes son el cinc, el cobre, el cobalto, el yodo, el selenio y el manganeso. En comparación, los macrominerales se requieren en cantidades mayores, por lo general de unos gramos al día. Entre los macrominerales típicos están el calcio, el fósforo, el magnesio y el potasio.